jueves, 10 de enero de 2013

Kuroko no Basket - Replace I - 3rd G


Parece que he conseguido apropiarme el blog los jueves, así que volvemos a la carga con Kuroko y compañía. En este capítulo veremos lo fuckers que pueden llegar a ser nuestros amigos del instituto Seirin. Espero que disfutéis de la lectura~


3rd G: ¿La mayor crisis del equipo de baloncesto del instituto Seirin?

Sobre esta persona, Kiyoshi Teppei, Hyuuga Junpei comentó una vez:

“Es un tío raro.”

Todo lo que hacía tenía un halo extraño. Ese era Kiyoshi Teppei.

Esto ocurrió un día del nuevo semestre, después de que Kiyoshi se reincorporase al equipo de baloncesto de Seirin.

Era la primera vez que Kiyoshi llegaba cuando el entrenamiento estaba a punto de empezar y según llegó, comenzó a rebuscar inmediatamente en su taquilla.

Hyuuga, que también se encontraba en el vestuario, no se interesó en absoluto por lo que estaba pasando.

Hiciera lo que hiciera, era un tío raro. Andar sorprendiéndose por todo lo que hacía sería agotador.

Dejando a Kiyoshi sin saber que hacer, Hyuuga se cambió su camiseta por la de entrenamiento y se dispuso a marcharse. En ese momento:

“Espera, Hyuuga.”

Kiyoshi le llamó.

Miró a Hyuuga con una cara muy seria.

De todos modos, por su propia experiencia, sabía que después de poner esa cara tan seria vendría algo que le dejaría con la boca abierta. Hyuuga estaba cansado ya de eso ‘Me pone de los nervios. ¿Podría dejar de actuar así?’

“¿Qué pasa?”

Kiyoshi mantenía aún su semblante serio.

“Creo que he perdido la cartera.”

“Vaya... Pues acércate al consejo de estudiantes y rellena un informe de objetos perdidos ¡y además no cuentes conmigo para que te deje dinero!”

“¡Eres increíble Hyuuga! ¡Has sido capaz de decir todo eso del tirón!”

“Necesito emplear esa velocidad cuando hablo contigo, si no estaría perdiendo mi tiempo. Bueno, voy tirando.”

“Espera, esto también te afecta.”

“¿Eh?”

Hyuuga, que casi estaba saliendo ya por la puerta, se dio la vuelta. Se mostraba escéptico.

“¿Qué tengo que ver yo con tu cartera?”

“Llevaba dinero en la cartera.”

“No me digas.”

“El dinero no era mío.”

“¿A qué te refieres? Si el dinero no era tuyo, ¿entonces de quién era?”

“Eran los fondos del club.”

“¿Del club? Ah, el dinero del club... ¿Eh?”

Cuando Hyuuga finalmente pudo analizar lo que había dicho, se quedó congelado.

(Hey, espera un momento. Este tío acaba de decir algo muy importante...)

La mala premonición que Hyuuga estaba teniendo hizo que comenzase a sudar.

Generalmente, ese tipo de premonición significaba que iba a pasar algo terrible.

“Ayer le entregaron a Riko la asignación de fondos de este semestre para el club de baloncesto. Riko dijo ‘Llévalo tú’ y me dio todo el dinero. Entonces, lo guardé en mi cartera y...”

“¿¡Y la has perdido!?”

Preguntó inmediatamente Hyuuga, interrumpiendo a Kiyoshi.

“Mmmm, probablemente.”

Kiyoshi contestó muy serio. Hyuuga cogió una toalla que tenía a mano y se la tiró a la cara. Antes de que Kiyoshi pudiera esquivarla pudo oír a Hyuuga rugiendo.

“¡Y me sueltas un ‘probablemente’! ¿¡Eso qué es!? ¿¡Pero qué has hecho!?”

“Pues perder mi cartera.”

“¡¡No necesitaba que me contestaras!! Sin ese dinero no podremos cambiar las canastas, ni pagar los uniformes, ¡nada de nada!”

“Eso parece.”

“’Eso parece’, ¡serás idiota! ¡Y encima lo dices tan tranquilo! Argh... ¡manda a todos a buscarla! ¡¡Me da igual si tienes que andar cavando por todo el instituto, pero encuéntrala!!”

“Por favor, espera un momento.”

“¡Esto no puede esperar! Eh... ¡¡Aaaaaaahhh!!”

Hyuuga gritó sorprendido cuando miró detrás de él.

Supuestamente estaban los dos solos en el vestuario, pero de repente sonó una tercera voz.

“He oído lo que decíais. Tengo una idea.”

La tercera persona en cuestión era Kuroko Tetsuya. Llamaba tan poco la atención que ni siquiera habían reparado en que estaba allí.

“Kuroko, ¿¡cuánto tiempo llevas aquí!?”

Hyuuga se puso la mano en el pecho, tratando de calmar los latidos desbocados de su corazón.

“Llevo aquí desde el principio...”

Kuroko se rascó la mejilla.

“¿Has dicho que tenías una idea? ¿Cuál es?”

Kiyoshi simplemente levantó una ceja tras la irrupción de Kuroko en la conversación y preguntó.

“Kiyoshi-senpai ha perdido su cartera. En un caso como este hay que seguir un orden. Primero habría que ir a ver si alguien la encontró y la dejó en el consejo de estudiantes. Después habría que buscar en todos los sitios donde haya estado hoy Kiyoshi-senpai. Creo que así podremos encontrarla.”

“Kuroko... ¿has comido algo raro hoy?”

Era extraño oír a Kuroko hablar tanto y Hyuuga estaba tan sorprendido que se acercó dispuesto a ponerle la mano en la frente para comprobar su temperatura.

“Estoy como siempre.”

Kuroko seguía con su gesto inexpresivo mientras esquivaba a Hyuuga.

Kiyoshi apoyó su brazo derecho sobre su mano izquierda, y se sujetó la barbilla con la mano derecha. Después de mirar un rato en silencio, asintió y miró a Kuroko.

“Es cierto, seguir los pasos que ha dicho será lo mejor. Kuroko, eres impresionante, pareces un detective.”

“Leo libros de detectives a menudo.”

“¿¡En serio!? Entonces di esa frase que suelen decir los detectives.”

“¿Cual?”

Kuroko ladeó su cabeza sin comprender lo que decía. “Sí, esa.” Kiyoshi se giró hacia Hyuuga:

“¡El criminal... eres tú!”

“¿¡Pero qué estás diciendo!? ¡¡Serás idiota!!”

Al ver a Kiyoshi señalándole amenazadoramente con el dedo, Hyuuga inmediatamente le tiró una zapatilla a la cabeza.

“¡Ni se te ocurra bromear en un momento así! Bueno, en cualquier caso sigamos el plan de Kuroko y vamos a buscar.”

Al escuchar las órdenes de Hyuuga, el detective a tiempo parcial y el tipo con una huella de zapatilla en la cara asintieron.

El primer paso de la búsqueda, ir a preguntar al consejo de estudiantes, acabó por no darles ningún resultado.

“La cartera de Kiyoshi no estaba allí. Además, el encargado del consejo de estudiantes dijo que nadie había llevado ninguna cartera desde en los últimos días.”

Informó Koganei Shinji al regresar al gimnasio después de acudir a la sede del consejo de estudiantes. Hyuuga y los demás estaban esperando allí.

“Entonces... la búsqueda de la cartera pasa a la fase dos.”

Dijo Kuroko bajando la voz mientras repasaba unas notas.

“¿Y esto qué es?”

Kagami Taiga miraba las notas de Kuroko. Contenía una lista de lugares y horas.

“Esto es un registro de lo que ha hecho Kiyoshi-senpai en todo el día. Necesitamos seguir estas notas para dirigir la búsqueda.”

“Esto... ¿¡Tenemos que mirar en todos esos sitios!?”

“Sí.”

Kuroko le contestó conciso. Kagami se quedó de piedra.

“Entonces dividámonos en grupos. Si nos separamos podremos buscar más rápido.”

Sugirió Izuki Shun. En cualquier caso, Hyuuga negó con la cabeza.

“No, iremos todos juntos. Las acciones de Kiyoshi son muy raras, ¡si vamos pocos no podremos de encontrarla!”

“Yo creo que son bastante normales.”

Dijo Kiyoshi con una ridícula sonrisa, sin mostrar rastro de vergüenza alguna en su cara.

Al ver esa expresión tan bobalicona, los demás miembros del equipo sintieron un ligero escalofrío.

La persona a la que Hyuuga llamaba rarito, Kiyoshi. Si tenían que seguir todo lo que había hecho aquel día...

“Entonces... ¿Dónde vamos primero?”

Le preguntó nervioso Koganei a Kuroko.

“Primero tenemos que ir al lago que está detrás del edificio donde están las aulas.”

“¿Lago? ¿Hay un lago allí?”

Exclamó sorprendido Koganei. Mitobe Rinnosuke, que estaba a su lado, también parecía aturdido.

Inmediatamente, Izuki dijo una de sus desconcertantes frases:

“Ike ni ike!” ((“¡Vamos al lago!” – Izuki muchas veces utiliza estos juegos de palabras en japonés cuando habla))

El lugar que estaba detrás del edificio principal del instituto Seirin. Cuando los miembros del club de baloncesto llegaron allí no pudieron sino exclamar.

“¿¡E-Esto es un lago!?”

“¿Puede considerarse esto un lago...?”

“Podríamos llamarlo charca...”

Por supuesto, era imposible que hubiera un lago en un sitio como ese.

Lo que tenían frente a ellos tenía el mismo tamaño que una piscina corta – un arrozal.

De todos modos, aunque lo llamaran arrozal, lo único que había allí eran malas hierbas.

Antiguamente lo utilizaban los del club de jardinería, pero después de que se disolviera el club, nadie se había ocupado de él. Ya nadie se acordaba siquiera de que existía.

Ignorando la sorpresa de los miembros del equipo, Kiyoshi se acercó al lago... no, al arrozal, y se agachó.

“Si miráis con atención hay pequeños peces en el agua. Descubrir este lugar y ver como trabajan tan duro para sobrevivir hace que en cierta medida a uno le entren ganas de animarles.”

“E-Entonces... ¿vienes aquí todas las mañanas para darles de comer?”

“Mmm, es muy divertido.”

“¡¡Serás idiota!!”

Con el enfado, Hyuuga le dio una patada en la espalda. Kiyoshi perdió el equilibrio. Intentó compensar con los brazos, como si estuviera nadando, pero al final....

Splash.

Al final se cayó al campo de arroz abandonado.

“¿Q-Qué haces? Mira, estoy empapado...”

Kiyoshi utilizó sus manos para sostener su propio cuerpo y no caer por completo al agua, y se giró para quejarse, pero de repente se quedó callado.

“En serio, ¿¡cómo puedes ser tan descuidado!? ¿¡Vienes a hacer el tonto a un sitio con agua como este llevando tanto dinero encima!? ¿¡Has pensado en algún momento que podrías haberte caído!?”

Cuando Kiyoshi se dio la vuelta, Hyuga ya había empezado a quejarse sin parar mientras se quitaba los zapatos y los calcetines y se remangaba las mangas de la camiseta.

“¿Hyuuga?”

Kiyoshi se sorprendió al ver a Hyuuga actuar así.

“Vamos, ¡no te quedes ahí pasmado, Kiyoshi! ¡Empieza a buscar en el agua!”

Hyuuga también se metió en el campo de arroz.

“Ya veo... si fuéramos unos pocos no podríamos busca en todo el campo...”

Izuki sonrió y se descalzó para seguir a Hyuuga y buscar en el agua. Al ver esto, el resto de miembros del club también se metieron en el agua. Hyuuga mandó a los de primer año a buscar por los alrededores. Y así, comenzó la caza de la cartera.

“Kiyoshi, ¿tu cartera tiene algún detalle en especial?”

Preguntó Tsuchida Satoshi mientras apartaba unas hierbas del medio.

“Es de nylon azul, con un estampado de Hanafuda(5). Ah, y también lleva un colgante de Buddha que compré en el viaje de fin de curso de secundaria que es bastante llamativo.”

Al escuchar la respuesta de Kiyoshi, Tsuchida contestó “Okay, entendido.” y empezó a buscar en silencio.

Así, todos buscaron durante unos quince minutos, descalzos en el barro.

“¡Ah, esto es...!”

Gritó Koganei de repente

“¿¡La has encontrado!?”

Todos le miraron.

Koganei alzó felizmente lo que había encontrado.

“¡Qué nostalgia! ¡Son esos rotuladores que cambiaban de color si los juntabas!”

“¡¡Este no es el momento para andar con recuerdos de la infancia!!”

Hyuga le arrebató el rotulador y lo tiró lo más lejos que pudo.

“¡Mi rotuladoooooor!”

Gimió Koganei dejando caer los brazos.

Kiyoshi le reconfortó:

“Vamos, no estés triste. No te preocupes. Todavía venden esos rotuladores.”

“Ahora no es momento para hablar de esas cosas, ¿¡vale!?”

Gritó Hyuuga.

En ese momento regresaron Kuroko y los demás que habían estado buscando por los alrededores.

“Senpai, no está por esta zona... No hemos encontrado nada parecido a una cartera.”

“¿La habéis encontrado en el lago?”

Al escuchar el informe de Kagami y Kuroko, Hyuuga suspiró y dijo:

“Nosotros tampoco hemos encontrado nada aquí. Probablemente la perdió en otro sitio.”

Hyuuga y los demás salieron del campo encharcado y decidieron ir al siguiente lugar.

La tienda de comida.

Recordando lo que habían pasado allí, todos los miembros del club se mordieron la lengua.

“Kiyoshi... En la hora de la comida, ¿viniste aquí a comprar un bocadillo?”

Preguntó directamente Koganei. Kiyoshi contestó alegremente:

“Es que llevaba mucho tiempo sin comer el bocadillo de chuleta de cerdo y... Ese bocadillo.”

“¿¡Por qué no acabas de decir el nombre del bocadillo!?”

Al escuchar a Koganei, Izuki dijo: “Te estás centrando en lo que no es.”

“C-Con una muchedumbre así, y te atreviste... a llevar encima todo el dinero...”

Kagami no pudo evitar morderse los labios. En el pasado fue testigo, e incluso sintió en sus propias carnes la brutal lucha que se producía para conseguir aquel bocadillo especial. Nunca habría pensado que Kiyoshi se atreviera a desafiar a esa turba enfurecida llevando encima todo el dinero del club...

Todos se quedaron sin palabras por un momento. El que rompió el silencio fue Kuroko, con su tono calmado.

“Es posible que se le cayera entre tanto empujón. Separémonos para buscar.”

“Pero... con tanta gente, es posible que alguien se la robase.”

Kagami dio francamente su opinión. Todos parecían haber pensado también en esa posibilidad y miraron a Kuroko, esperando su opinión.

“Seamos optimistas.”

“¡Eso sólo lo dices para tranquilizarte!”

“Venga chicos, no seáis negativos.”

“¡Tú no tienes derecho a abrir la boca!”

Kiyoshi, como causante de aquella situación, recibió los gritos de todos.

“¿¡Eres consciente de que todo esto es por tu culpa!? Si es verdad que te la robaron estamos jodidos, ¿¡te enteras!?”

Le reprochó Hyuuga. De todos modos, Kiyoshi le dio unas palmaditas en la espalda y le dijo: “Vale, vale, cálmate un poco.”

“Las probabilidades de que me la robasen es muy pequeña. Puedes estar tranquilo.”

“¿Y qué te hace estar tan seguro de eso?”

Preguntó Hyuuga con el ceño fruncido al ver a Kiyoshi tan confiado.

“Pues claro que estoy seguro, porque no me metí en medio de todo el jaleo.”

“¿¡Qué!?”

“Aunque tenía muchas ganas de comer el bocadillo especial de chuleta de cerdo y todo lo demás, de repente me acordé que había quedado en reunirme con Riko.”

“Una reunión con Riko... ¿¡Podría ser que...!?”

“Síp. Fue en el aula de economía del hogar... Quedé con ella para una degustación.”

“¿Q-Quéeeeee?”

Todo el mundo se quedó sorprendido de nuevo.

“¿Quedaste con ella para una degustación? ¿Y te lo tuviste que comer todo?” Este fue Koganei.

Mitobe le tocó la frente a Kiyoshi y comprobó su pulso mientras ponía una cara de: “¿Y sobreviviste?”

Todos le miraban preocupados, pero Kiyoshi seguía con su sonrisa bobalicona.

“Estoy bien. Sólo que después de comer me sentía extraño y no tengo recuerdos de un pequeño lapso de tiempo. Pero cuando me desperté estaba en el aula de audiovisuales.”

Comentó algo muy preocupante como si nada.

“¿¡Que no tienes recuerdos!?”

“Y entonces, ¿¡cómo fuiste a la sala de audiovisuales!? ¿¡Llegaste allí andando mientras estabas inconsciente!?”

“Del aula de economía del hogar hasta la de audiovisuales... Es posible que perdiera la cartera en el camino.”

“¡Kuroko! ¡En un momento así no puedes estar tan tranquilo!”

En cualquier caso, por mucho que hablasen de las payasadas de Kiyoshi eso no haría que apareciera la cartera de repente.

Por eso tenían que ponerse a buscarla.

El grupo recompuso como pudo su espíritu casi roto, y comenzó su búsqueda una vez más.

Primero empezaron por los alrededores de la tienda de comida. Luego fueron a la clase de economía del hogar. Finalmente por el pasillo que llevaba hasta la clase de audiovisuales. De todos modos, no sólo no encontraron la cartera, sino que seguían sin tener la más mínima pista sobre su paradero.

Al final, todos regresaron al lugar donde Kiyoshi se dio cuenta de que había perdido la cartera.

“Estaba aquí limpiando cuando me di cuenta de que no llevaba la cartera.”

En ese momento, nadie quería decir nada.

“¿No son demasiado cortas las escobas? Andar encorvado para barrer el suelo es muy doloroso para la zona de la espalda, así que me estiré para darme un pequeño masaje y ahí fue cuando me di cuenta de que no llevaba la cartera en el bolsillo de atrás del pantalón. ¡En ese momento me quedé conmocionado!”

La voz de Kiyoshi resonó por todo el patio del instituto Seirin.

Después de las clases, la clase de Kiyoshi estaba encargada de limpiar el patio.

“¿¡Por qué tenía que tocarles el patio!? ¡Es demasiado grande!”

Se lamentó Hyuuga.

Además no sólo era el patio en sí, también incluía las zonas de las esquinas donde había unos pequeños bosquecillos con árboles plantados.

Los miembros del equipo de baloncesto, habiendo buscado previamente ya en cuatro lugares, miraron el enorme patio y pensaron que se les acabaría haciendo de noche. Estaban cansados física y mentalmente incluso antes de empezar a buscar.

En cualquier caso, de todo el grupo, sólo uno de ellos empezó a buscar por la arboleda...

Era Kuroko Tetsuya.

“Kuroko...”

Kagami le llamó, pero Kuroko seguía mirando por la arboleda y dijo:

“No podemos rendirnos.”

No importaban las escasas probabilidades de éxito, no podían rendirse. Ese era el canon que había mantenido firmemente hasta aquel día.

Kagami pasó de estar ligeramente frustrado a reír.

“Cierto, tienes razón.”

Kagami se abofeteó ligeramente las mejillas y se puso a mirar por el suelo.

Influidos por ambos, poco a poco el resto del equipo también empezó a buscar por el suelo del patio y las arboledas.

“Parece que limpiar el patio es algo que no acaba nunca.”

“¡Ah! ¡Houki wo hoki shiro! ((ホウキを放弃しろ// ¡Rápido, mueve esa escoba!”)) ¡Qué buena frase!

“Vale, vale. Buscad más rápido.”

“Nos vamos a destrozar la espalda.”

Viendo a todos los integrantes del equipo buscando al mismo tiempo, Kiyoshi parecía estar conmovido. Pero en ese momento escuchó a Hyuuga gritando: “¡Deja de vaguear!”

De todos modos, después de buscar por todo el patio, seguían sin encontrar la cartera.

Si continuaban buscando tendrían que retrasar demasiado el entrenamiento. Hyuuga decidió que regresaran al gimnasio.

“Ahhhh, ¿dónde se habrá metido?”

Musitaba Koganei, tumbado en el suelo con los brazos y las piernas abiertos.

“Podría ser que alguien la haya encontrado hoy y no la lleve al consejo de estudiantes hasta mañana. Seamos pacientes y esperemos.”

Tsuchida le dio una palmadita en el hombro: “Eso no va a pasar.”

Sin embargo, Kiyoshi movió la cabeza.

“No importa. Dejémoslo así. Rindámonos.”

“¿¡Qué!?”

Aquellas inesperadas palabras dejaron a todos petrificados y mirando a Kiyoshi.

“¿Rendirnos? ¿¡Lo dices en serio, Kiyoshi!?”

Tsuchida se quedó perplejo. Kiyoshi le miró y le sonrió ligeramente.

“Mmm...”

“¿Qué quieres decir con ‘Mmmm’?” Tsuchida apenas podía hablar.

Kiyoshi miró las caras del resto de miembros y dijo:

“El asunto de la búsqueda de la cartera termina aquí. Gracias a todos por ayudarme a buscarla.”

Los integrantes del equipo se quedaron preocupados. Se miraban entre ellos, confundidos.

Con la intención de reconfortarles, o quizá para animarles, Kiyoshi continuó:

“Es cierto que he perdido mi cartera, pero de todos modos, la búsqueda de hoy me ha permitido descubrir algo.”

Hizo una pausa antes de seguir:

“¡Los lazos entre nosotros son muy fuertes! ¡Así definitivamente seremos capaces de ganar la Winter Cup!”

“¿¡Te parece el momento de decir algo así, idiota!?”

¡Zas!

En décimas de segundo, Hyuuga le dio un golpe a Kiyoshi en la cabeza y se quedó plantado agresivamente delante de Kiyoshi, que estaba inclinado con la cabeza ladeada.

“¡Escucha! ¡A nadie le importa que hayas perdido la cartera! ¡El tema aquí es lo que había dentro de ella: los fondos de nuestro club para todo el semestre!”

“¡Es cierto!”

Kiyoshi miró hacia arriba, como si acabase de recordar algo de repente.

“¡Te acabas de acordar ahora!”

Ya ni se sabía cuantas veces le había gritado Hyuuga a Kiyoshi en todo el día.

“Venga, vamos.” Izuki le tranquilizó y luego dijo con un tono muy serio:

“De todos modos, ya que hemos llegado a esta situación, necesitamos pensar qué haremos si no podemos recuperar la cartera. Podemos ocuparnos de poner nosotros el dinero.”

“Realmente necesitamos pensar en ello...”

Dijo Hyuuga en voz baja y suspiró.

“¡Arf!”

De repente oyeron los ladridos de un perrito desde dentro del gimnasio.

Fuera, en la puerta, estaba sentada la mascota del equipo de baloncesto, Tetsuya Nigou(6).

“Nigou... Ah”

Kuroko parecía haberse dado cuenta de algo. Corrió hacia Nigou y se inclinó a su lado.

Entonces se dio la vuelta:

“No será esta la cartera de Kiyoshi-senpai, ¿no?”

“¡¡Ah!!”

Kuroko llevaba una cartera azul en la mano. Además, podía verse como colgaba de ella un pequeño Buddha.

“¡Sí! ¡Es esa! ¡Es mi cartera!”

“¡¡Genial!! ¿¡Así que fue Nigou el que se la llevó!?”

Koganei recogió a Nigou y empezó a dar vueltas con él por ahí.

“¡Arf! ¡Arf!”

“Genial, genial, gracias~~~”

Daba vueltas cada vez más rápido.

Pero...

“¡No! ¡¡El dinero no está!!”

“¿¡Qué!?”

Al escuchar las palabras de Hyuuga, Koganei perdió el equilibrio y cayó al suelo. De algún modo, consiguió levantar los brazos para evitar que número dos se hiciera daño.

Hyuuga, que había mirado ya en toda la cartera, tragó saliva.

“Si no está en la cartera eso quiere decir que...”

“¡Vamos chicos! Ya es tardísimo, ¿¡Por qué no habéis empezado ya el entrenamiento!?”

La que acababa de llegar era Aida Riko.

“¡No penséis que queda tanto para la Winter Cup!”

Riko, que no sabía lo que había pasado, puso los brazos en jarra y los miró fijamente.

“R-Riko...”

Hyuuga estaba preparándose para explicárselo...

“Ah, es verdad. Teppei, ¿puedo darte esto ahora? Ya sabes, lo que hablamos ayer de los fondos del club para este semestre.”

“¿Eh?”

“¿Cómo que ‘eh’? Si ya lo hablamos ayer. Te dije que hoy te daría el dinero del club para que te ocupases de guardarlo.”

“¿Ah, sí?”

Kiyoshi se dio la vuelta para mirar a sus compañeros mientras ponía su sonrisa bobalicona de siempre.

“Lo siento, parece que no lo recordaba bien del todo.”

En ese momento, todos los miembros del equipo, a excepción de Kiyoshi, estaban pensando en lo mismo.

Después de eso, no hace falta decir que Kiyoshi recibió un ataque conjunto de gritos y golpes de parte de todos.

(5).- Hanafuda: es una baraja de cartas Karuta (barajas tradicionales de naipes japoneses)

(6).- Nigou significa “número dos”.

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